Joaquín Escorza es el tercer pilar de AMG Interim Managers, y como socio fundador de la empresa tuvo claro desde el principio que este modelo de trabajo había llegado para quedarse y que solo aportaba beneficios tanto a los profesionales como a las empresas.
De su visión de futuro, y su experiencia como Interim Manager, hablamos con él en esta entrevista.
Yo trabajé en una multinacional a principios de los 90. Tuve la suerte de pasar por casi todos los departamentos de la organización (compras, ventas, innovación, comercial, finanzas, etc.). En aquella época, y en este tipo de organizaciones, vivías para el trabajo, pero la compañía me formaba continuamente en cada una de las áreas que iba ocupando. Después de ocho años, comencé a trabajar por mi cuenta como profesional, aplicando los conocimientos adquiridos hasta el momento. Descubrí que había una figura llamada Interim Manager, muy conocida fuera de España y muy poco conocida en España, que se dedicaba a satisfacer las necesidades de las empresas con un formato de proyecto, entrando y saliendo de las empresas en función de los proyectos. A finales de la década del 2000 me di cuenta que mi trabajo como profesional era exactamente lo que se le atribuía a la figura del Interim Manager. Viendo la progresión en otros países, y la evolución de España, supe en ese momento que el Interim Management era una profesión de presente y futuro.
La evolución ha sido positiva, tanto para AMG como para el mercado del Interim Management en España. Como todo lo que es nuevo, al principio necesitas hacer mucha labor para que el servicio comience a ser aceptado. Pero la propia evolución del mercado obliga cada vez más a que las empresas tengan menos costes fijos y más costes variables, y en este sentido, el Interim Management es un servicio con costes íntegramente variables que cubre las necesidades que hoy están cubiertas con costes fijos, por lo que la figura del Interim Manager es cada vez más conocida y aceptada en el mercado.
Cuando hablamos de Interim Management, no solamente hablamos de áreas, sino también de servicios. Mi experiencia abarca direcciones generales, dirección de equipos, recursos humanos, gestión de procesos, reestructuraciones, crecimiento y profesionalización.
En la actualidad dirijo una empresa familiar del sector de alimentación. Hay un artículo de opinión en prensa de uno de los propietarios y miembro de la familia al respecto. Uno de los aspectos más importantes es la profesionalización de la familia, sobre todo desde un punto de vista emocional. Conforme crece la familia, la empresa debe crecer y ser sostenible para dar cobertura a las distintas generaciones. Un error típico es “colocar” a un familiar en el desempeño de un puesto de trabajo sin tener el perfil adecuado, simplemente por el hecho de ser familia.
En este sentido es necesario separar los roles que la familia tiene, sabiendo conjugar su posición tanto en la familia como en la empresa. En nuestra generación es un reto a conseguir, y que a buen seguro beneficiará a las siguientes generaciones. La responsabilidad de la continuidad de la empresa familiar depende siempre de la generación anterior.
No creo que tenga más o menos ventajas que las actividades desempeñadas por otros profesionales, tales como la consultoría o similares. Para mí es una cuestión de que te guste.
Lo más importante es que te guste trabajar por proyectos, que te guste el cambio. Que, aunque te ofrezcan quedarte en una compañía, lo rechaces sin dudar porque sientes que no podrías estar mucho tiempo en el mismo sitio. Que te gusten los retos. No sé si cualidades. Casi te diría que tiene que ver más con el carácter, con la forma de ser.
Trabajamos por proyectos, los cuales están medidos a través de recursos, condiciones, objetivos y tiempos, y todo ello se formaliza a través de contratos mercantiles. Cumplidos los objetivos y el tiempo establecido para los mismos el proyecto finaliza. Sencillo.
Como he dicho antes, la economía actual y su evolución demandan cada vez más tener menos costes de estructura en las compañías, demandan mucha flexibilidad y rapidez en la toma de decisiones. En este sentido, el futuro del Interim Management está asegurado, dado que implica el no tener pasivos fijos (no hay despido), el pago por uso y el talento basado en la experiencia que te permite velocidad de gestión y toma de decisiones rápidas. En este sentido, el futuro del Interim Management está asegurado.